EL LIBRO BLANCO DE LA PROFESIÓN DOCENTE
¡Bienvenidos de nuevo al
alambique!
Hoy he preparado una entrada que
nos va a devolver en cierto modo a las primeras entradas. En nuestro sistema
educativo, como vimos en estas, tenemos algunos agujeros y es necesario
remendarlos para mejorar la educación en un futuro.
Para ello, el primer paso debiera consistir en llevar a cabo un análisis profundo de nuestro sistema y nada mejor para ello que un libro blanco.
De manera general, los libros
blancos son documentos publicados por los gobiernos con el fin de ayudar a sus
lectores a comprender un tema, resolver un problema o tomar una decisión. Nos
servirán entonces para sintetizar información sobre una materia y poder así dar
respuestas estratégicas a preguntas y necesidades.
Y, tras analizar en posts
anteriores la situación de España en la educación, debemos saber que en el año
2015 se encargó al filósofo José Antonio Marina la publicación de “El Libro
Blanco de la profesión Docente”.
Se trató de un libro donde se
destacaba el trabajo de los docentes y se planteaban las nuevas propuestas que
el Ministerio quería llevar adelante para mejorar el sistema educativo de
nuestro país.
Según Marina se recomendaba
convertir a los maestros en un cuerpo de élite con siete años de formación: Cuatro
de grado, uno de máster y dos de prácticas, siguiendo el modelo similar al de
los MIR.
Esto, aunque en su momento no
prosperase, desvela la imperiosa necesidad de un cambio en el sistema de
formación de nuestros docentes (recordemos que ya hablábamos de esta necesidad
al comparar el sistema educativo español con el finlandés). Muchos estaremos de
acuerdo, que tras habernos formado en nuestras asignaturas específicas, quizás
el tiempo de preparación para ejercer como profesores se nos hace un tanto
escaso y echamos de menos un poco más de experiencia sobre competencias
prácticas que Marina recomendaba.
Para finalizar, me gustaría
comentaros aquellos epígrafes que desde mi punto de vista más han llamado mi atención
en El Libro Blanco:
- El libro propone una formación del profesor en varias etapas: El grado de la especialidad, un máster habilitante de un año y, de forma novedosa, incluir un periodo de formación análogo al MIR que permitiría a los docentes trabajar en prácticas para adquirir las capacidades necesarias para desempeñar su trabajo como docentes. Este punto me llama la atención por lo controvertido y cambiante que se presenta. Si anteriormente la formación que se impartía con el CAP (ese curso de apenas tres meses que permitía adaptar a cualquier licenciado para impartir clases), actualmente se ha convertido en un máster de un año y esta propuesta alargaría la formación 3 años más. Sin querer desdeñar esta propuesta, pues realmente coincido en que falta una componente más práctica en nuestra formación, quizás la revisión podría incluirse en niveles anteriores.
- Evaluación sistemática y periódica: Aunque en la actualidad existen algunos métodos de evaluación, como pueden ser las auditorias, el libre propone aumentar estos controles, seguir la opinión de los alumnos, la relación entre familias y profesores e implicar en mayor grado al docente en las actividades del centro. Esta propuesta buscaría no solo comprobar que el docente conoce su materia y currículo; sino también demostrar que es capaz de mostrar cualidades docentes.
Es quizás el libro blanco un documento cargado de intenciones del que deberíamos extraer algunas ideas.
Muchas gracias por pasaros por el
alambique. ¡Nos vemos en el próximo destilado!
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