¿MI PROFE ES UN ROBOT?
Bienvenidos al alambique, lectores.
Hoy tenemos un
plan muy especial: Hagamos hoy un viaje en el tiempo… ¡BIENVENIDOS AL 2030!
Lo cierto es
que no pocas han sido las novelas, películas y series que se han atrevido a
imaginar como sería nuestra vida en el futuro, y aunque se han planteado multitud
de escenarios (a veces maravillosos y otras veces demasiado apocalípticos), la
realidad es que los años van pasando y vemos llegar una serie de avances que
transforman las aulas y la manera de impartir clase.
Hoy sólo
podemos conjeturar sobre que nos depara el futuro, siempre basándonos en las vivencias
del presente. Si no, que vengan a decirles a los centros escolares de hace un
año que en marzo de 2020 iban a estar digitalizados y que las clases se iban a
dar a través de una pantalla.
En contraste, y
remontándonos unos años atrás, yo aún recuerdo mi último curso de bachiller, cuando
las pizarras digitales estaban empezando a entrar en las aulas. Por aquel
entonces, suponían más problemas que ventajas para unos profesores que no
sabían utilizarlas y tenían ante sí a un grupo de alumnos que nos moríamos de ganas
de dejar las tizas y pintar sólo en aquella pantalla.
Pero como veis,
los tiempos cambian. Dados los avances tecnológicos, no cabe duda de que la
innovación ha venido para quedarse y ahora lo que tenemos que buscar es la
forma de, además de aprovecharla para hacer la enseñanza más atractiva,
conseguir con los nuevos medios una educación de mayor calidad.
Pero, ¿cómo se prevé
que serán las aulas del futuro?
La tecnología ganará mayor protagonismo.
Un ejemplo del
aumento de la experimentalidad vendría dado por las aulas maker en las
que los alumnos pueden experimentar y desarrollar sus habilidades creativas.
Además, la
realidad aumentada, de la que aún se ha explotado todo su potencial, vendrá
pisando fuerte en los próximos años, permitiéndonos un aula más interactiva y
mejorando la gamificación: Imaginad poder crear una reconstrucción en tres
dimensiones de un escenario histórico o una molécula proteica .
¿Adiós al papel?, que vivan los contenidos virtuales.
Las tablets a
las aulas han venido para quedarse. Y no sólo las tablets: pizarras digitales o
pantallas flexibles son algunas de las alternativas que vienen a llevarse
folios y libros. Imaginad tener una pantalla enrollable donde pudieseis tomar
los apuntes y al acabar la lección, simplemente enrollar y volver a casa.
Los profesores
serán guías.
Yo no creo que
los profesores vayamos a ser sustituidos por robots, a fin de cuentas, el
factor humano y de sociabilización es fundamental en los procesos de educación.
Sin embargo, creo que nuestra función cambiará drásticamente y que no seremos sólo
bases de información, sino que será necesario enseñar a los jóvenes a ser
críticos con la información, seleccionar fuentes fiables y enseñar a hacer uso
correcto de la infinita información que ahora mismo hay disponible en la red
¿Y la flexibilización?
En esa materia hemos
tenido que progresar forzosamente debido a la situación actual provocada por el
COVID. A consecuencia de la pandemia la digitalización ha avanzado a pasos
agigantados: Podemos dar clases desde casa (aunque aún nos queda mucho por andar)
y hay disponibles muchas plataformas para formaciones MOOC (Cursos online
masivos y abiertos por sus siglas en inglés) que permiten el acceso a educación
de calidad a distancia.
Lo cierto de
todo esto, es que no dejan de ser más que conjeturas de la imaginación, basadas
en la realidad que hoy conocemos; pero hay que ser cautos. En 1918 se registró
la primera patente para la fabricación de un coche volador y hoy más de cien
años después… ¿Dónde está tú coche volador?
Recordad: El
futuro está para imaginarlo, ¡el presente está para vivirlo!
Así que entre
que llega el futuro y no, vivid el presente, educad en el presente e intentad hacerlo
de la mejor manera con los recursos y herramientas que disponemos.
Gracias por
pasar por el alambique, nos vemos en el próximo destilado.
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